martes, 6 de febrero de 2007

Viaje a la aldea del crimen (1934)


RECOPILACION DE ARTICULOS
Y RESEÑAS DE LIBROS
PUBLICADOS RECIENTEMENTE
SOBRE CASAS VIEJAS

1. alasbarricadas.org:Tierra y Libertad
2. diariodecadiz.es
3. www.la_idea.net
4. diario_el-mundo
5. alcalde_de_Benalup-CasasViejas
6. Colección Narrativa



1. CASASVIEJAS: "TIERRA Y LIBERTAD"



En Numancia murieron los celtiberos sobre las hogueras.
En Valladolid y Toledo, los herejes, también sobre ellas.
El Seisdedos y los suyos murieron debajo...

Ramón J. Sender

Es indudable que la II República Española nació entre manifestaciones de júbilo y confianza en la llegada de un nuevo orden social. Sin embargo, sus posibilidades latentes resultaron decepcionantes en la práctica. Fue poco más que una adaptación, con diferentes músicos, de una partitura ya conocida: a la postre, la Republica no sirvió para acabar con los privilegios, sino para
garantizar su continuidad mediante el artificio. Así, por ejemplo, la legislación
laboral republicana se limitó a transformar los Comités Paritarios de la dictadura de
Primo de Rivera en Jurados Mixtos, compuestos igualmente por patronos y obreros.
Diferentes formas del hipócrita interclasismo del Capital. Años después sería el
Sindicato Vertical, no muy diferente de los actuales Comités de Empresa de los sindicatos mayoritarios.

Hoy existe una cierta divinización de esa república burguesa y se pretende hacerla pasar por republica de los trabajadores. Se nos presentan como grandes conquistas de la misma las libertades de expresión, conciencia y asociación, cuando, como libertades, son precisamente capacidades en potencia del ser humano y le son inalienables como el ser racional y social que es. No hubo por tanto victoria alguna sino una coyuntura tendente a la disminución de los niveles de represión a la disidencia, al "delito intelectual". La diferencia con el Estado monárquico previo y el posterior fascista esta en la retórica, la simbología y en diferencias de grado en lo tocante a la intolerancia. El parecido entre estos períodos es evidente si se estiman los cambios habidos en la propiedad de los medios de producción, las relaciones sociales y los medios de coerción desde comienzos del siglo XX.

La sacrosanta II República se sirvió sin remordimientos de profesionales del terror que, irónicamente, terminarían volviéndose contra ella. Este es el caso del capitán de la Guardia de Asalto Manuel Rojas, el carnicero de Casas Viejas.


LA INSURRECCIÓN DE ENERO

De acuerdo con los planes de la Federación Anarquista Ibérica, el 8 de enero de 1933 estallaron cuatro bombas ante la puerta de la Jefatura Superior de Policía de Barcelona. En teoría, a la vez que se producían las explosiones, debía declararse en toda la península la huelga general revolucionaria de manos de la Confederación Nacional del Trabajo. Como señal para ello, se incluyó en algunos diarios un texto-consigna casi poético, conocido por todos de antemano: "No aguardo más. Vendrás a verme hoy mismo. Ven dispuesto a todo. Tuya hasta la muerte. A."

Había pasado aproximadamente un año desde que los obreros mineros de la Cuenca del Alto Llobregat se habían hecho con el control de sus respectivos ayuntamientos y proclamaron el comunismo libertario.

Entonces el gobierno Azaña había elegido como forma de disuadir a los revolucionarios la deportación de un centenar de militantes anarquistas, sin importarle si habían participado o no en los hechos. Entre los exiliados forzosos a Guinea se encontraban varios militantes fascistas y entre estos parte del grupo de Los Solidarios.

Pero en 1933 todo iba a ser diferente, incluida la represión. La insurrección de enero no se limitó a un pequeño marco geográfico e inmediatamente se sumaron a los trabajadores fabriles y campesinos de Cataluña los madrileños. El proletariado urbano de otras grandes ciudades como Granada, Zaragoza o Murcia, se declaró inmediatamente en huelga y en algunos pueblos se proclamó el Comunismo Libertario y se incendiaron los registros de la propiedad.

La tentativa insurgente fue más intensa en Andalucía, siendo en la ciudad de Sevilla donde la actividad revolucionaria se mostró más activa y dispuesta a la acción directa. Sin embargo la mayor implicación de trabajadores del campo se dio en la provincia de Cádiz, en torno a Jerez, Sanlúcar, y Medina-Sidonia.

A pesar del empeño y las ilusiones de los trabajadores, la revolución no llegó a gestarse y comenzó la represión: la falta de coordinación favoreció las detenciones masivas tras los primeros tiroteos en las capitales. Lérida, Madrid y los pueblos del Levante serían los lugares donde la tortura y el asesinato selectivo llegarían a las cotas más altas.

El propio Director General de Seguridad del gobierno Azaña, Arturo Menéndez, dio órdenes de disparar contra cualquiera que simpatizara con los
revolucionarios el mismo día 8. Pero la verdadera ignominia llegaría el día 12, en un pueblo gaditano del que casi nadie había oído hablar hasta entonces: Casas Viejas.


LA SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA DE CASAS VIEJAS HACIA 1933

Los proletarios agrícolas de la Andalucía latifundista compartían unos niveles de miseria extraordinarios hasta para la época. Según la obra Los
Latifundios en España de Pascual Carrión, para 1932 "el 3% de los terratenientes andaluces poseían el 67% de la tierra". En el caso de Casas Viejas, existe constancia de que en 1933 había 41 propietarios que acumulaban 22.518 hectáreas, exactamente el 42,43% del municipio.

Por añadidura, de las 6000 Ha cultivables, se laboraba apenas una tercera parte. Tal como sucedía en toda la región, el mayor terrateniente era el duque de Medina-Sidonia y la mayoría de los propietarios simpatizaban con posturas monárquicas y antirrepublicanas.

Más de seiscientos braceros y sus familias, sin ninguna propiedad que no fuera su fuerza de trabajo, constituían la mayoría de la población, teniendo ocupación solo treinta personas cuando se produjo la insurrección libertaria.

En un momento en que el precio medio al por menor del pan blanco se situaba en las 0’68 pesetas y el aceite en 2’19, los salarios del campo se encontraban en torno a la peseta y media diaria, si bien estos variaban en función de las necesidades de los propios jornaleros. Cuando estas eran extremas, la plusvalía obtenida a su costa por los patronos alcanzaba cotas vergonzantes. En esos momentos, dado que no existía otra cosa que el contrato oral y diario, los trabajadores, humillados, se ofrecían en la vía pública en busca del sustento por cualquier precio. Sin embargo, la conciencia social y la integridad de sus habitantes desestimaron salidas degradantes como el contrabando o la prostitución. Llegados a la necesidad, prefirieron adentrarse, aún a riesgo de sus vidas, en propiedades privadas en busca de caza menor y leña.

Los caciques locales, viendo peligrar su privilegiada posición, atentaron contra el alcalde de Casas Viejas cuando este trató de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores al crear las colectividades agrarias de "La Yeguada" y "Las Torrecillas".

Esta iniciativa, al margen de los reproches de reformismo que puedan hacerse, elevó el beneficio por persona y día hasta las 3’50 pesetas, de forma que, mientras funcionaron ambos campos, nadie se prestó a servir a los grandes propietarios. Pero el ensayo socialista fue abortado y aproximadamente el 80% de la población continuó careciendo de trabajo y medios de subsistencia durante la mitad del año, sobreviviendo gracias a un ínfimo subsidio de paro estacional.

Por otro lado, alrededor del 85% de los habitantes era totalmente
analfabeto cuando se introdujeron los "estudios nocturnos", un modelo de escuela popular gratuita pensado por quienes tenían algún nivel de instrucción para ofrecer a sus vecinos la posibilidad de ilustrarse.

Gracias a esta iniciativa muchos aprendieron a leer con periódicos
como La Libertad o La Tierra y con obras como Entre Campesinos, de Errico Malatesta, sin duda el autor más leído y popular. Así, quienes salieron de la miseria intelectual, tomaron conciencia de clase y se acercaron de forma paulatina a los planteamientos anarquistas, no tardando en adherirse a la CNT. No debe sorprender por tanto que los federados en el momento de la insurrección fueran mas de trescientos.


LA RESISTENCIA DE SEISDEDOS

Una vez abortada la revolución de enero, los habitantes de Casas
Viejas, que no recibieron la consigna de abandono, no renegaron de su quimera y el día 10 los jornaleros en paro estacionario proclamaron el Comunismo Libertario.

A pesar de la tesis de historiadores como Peyrats, defensores a
ultranza de la inocencia de Azaña que consideran las acciones de Casas Viejas
minoritarias, todos los datos de que se dispone apuntan a lo contrario. La memoria
colectiva y las fuentes primarias aprovechables demuestran que fue una actuación conjunta del pueblo, que se pertrechó de municiones, cortó las líneas telefónicas y controló carreteras y caminos antes de sitiar el cuartel de la Guardia Civil. Precisamente allí se iniciaría el primer cruce de disparos, cuando los guardias rechazaron la oferta de reincorporarse al pueblo del que se habían separado y abrieron fuego con sus fusiles mauser sobre una masa armada de escopetas y hoces. La muerte no deseada de dos guardias civiles producida durante el tiroteo iniciado por ellos mismos serviría a la postre para tratar de justificar las represalias.

A la llegada de refuerzos de la Guardia de Asalto, comandados por el Teniente Gregorio Fernández Artal, tres vecinos fueron heridos, uno de ellos mortalmente cuando pretendía saciar su curiosidad mirando por la ventana. La Guardia Civil por su parte envió a varios números del puesto de Alcalá de los Gazules al mando de un sargento, que quedó bajó las ordenes de Fernández Artal.

Temerosos de las represalias y las torturas a que fueron sometidos los sospechosos, la mayoría de los implicados depusieron sus armas y eligieron abandonar el lugar, dejándolo casi desierto a media tarde. Sólo trataron de resistir las nueve personas que se encerraron en la choza del carbonero Francisco Cruz, llamado Seisdedos.
Junto a este permanecieron sus dos hijos Francisco y Pedro, militantes afiliados a la CNT, Josefa Franco, Jerónimo Silva, las jóvenes Manuela Lago y María Silva, conocida después como Libertaria, y los niños Francisco y Manuel García Franco.

Los resistentes causaron una baja entre los guardias que rodeaban su casa y capturaron a otro que, herido, les sirvió de rehén. Ingenuamente, pensaron que sus sitiadores no serían capaces de abrir fuego contra ellos mientras lo tuvieran a su lado. Los mandos trataron de hacerles claudicar entonces obligando a Manuel Quijada, uno de los prisioneros ya torturados, a tratar de convencerles desde dentro. Libre de sus esposas, que Josefa Franco rompió con una lima, Quijada les transmitió las amenazas y permaneció junto a ellos por decisión propia.

Con la llegada de nuevos refuerzos hizo acto de presencia el Delegado de Gobierno, Fernando de Arrigunaba, quien no hizo nada por buscar una solución pactada ni quiso escuchar las razones de los sitiados. De forma paralela, el Director General de Seguridad, el ya aludido Arturo Menéndez, dio órdenes directas al capitán de la Guardia de Asalto Manuel Rojas de "concluir aquello en quince minutos". El propio Menéndez admitiría en el posterior juicio que le animó a "emplear el rigor sin contemplaciones. Si había que destruir la casa de Seisdedos se destruía". A esto debe añadirse la confesión del capitán Rojas, amigo íntimo del Director General, que afirmó haber recibido la orden de arrasar la choza del propio Ministro de Gobernación, Casares Quiroga, en forma de telegrama: "Es orden terminante Ministro de la Gobernación se arrase casa donde se han hecho fuertes los revoltosos".

No nos duelen prendas al reconocer aquí que la reacción encarnada en Rojas trataría de causar el mayor daño posible a la imagen de Azaña con toda suerte de falacias, incluyéndose aquí la famosa frase de "tiros a la barriga" atribuida falsamente al político republicano. Sin embargo, no por ello puede echarse abajo toda su declaración, menos aún cuando los aludidos reconocieron sus responsabilidades. No es necesario recurrir a la mentira y el falso testimonio para hacer una valoración de los hechos.




EL TERROR DESATADO

El día 12 el capitán Rojas llegó a Casas Viejas con órdenes y ánimo de acabar con los resistentes rápidamente. Sin dudarlo, ordenó incendiar la choza con gasolina. Sólo escaparon del fuego y las balas, contra la voluntad de los sitiadores, María Silva, nieta de Seisdedos, y el niño Manuel García Franco. De sus otros nueve ocupantes solo la joven Manuela Lago y el niño Francisco García tuvieron la suerte de morir acribillados. El resto, incluido el número de la Guardia Civil Magras sucumbieron carbonizados en la choza.

No conforme con el resultado de su criminal intervención, Manuel Rojas inició una auténtica cacería humana en la que los sospechosos, aun contando con informes favorables de la Guardia Civil local, pasaron a ser considerados directamente culpables. Se detuvo a ancianos y enfermos sin miramiento alguno. Así, entre los detenidos figuraba Fernando Lago, padre de Manuela Lago, la joven muerta en la choza, que a sus 70 años permanecía en su casa sin arma alguna. Como Juan Silva, padre de "la libertaria", que había sido previamente liberado por la propia Guardia Civil ante su evidente inocencia. También desarmado estaba el anciano Antonio Barberán, si bien este fue directamente asesinado ante su nieto tras ser allanada su casa en busca de sospechosos.


Fernando Lago y Juan Silva fueron maniatados formando una columna de catorce prisioneros junto a Cristóbal Fernández, Balbino Fumaquero, Juan García Benítez, Juan Villanueva, Andrés Montiano, Manuel Benítez, José Utrera, Manuel Pinto, Manuel García, Rafael Mateo, Juan Galindo y Juan García Franco. Acto seguido fueron obligados a entrar en lo que quedaba de la choza de "Seisdedos". Ninguno de ellos salió de allí con vida. La cobardía y bajeza moral de sus ejecutores fue puesta en evidencia después por los forenses, que indicaron que los cadáveres acumulaban más de cincuenta heridas de bala, la mayoría efectuadas por la espalda.

Tras abrirse fuego contra ellos, ni siquiera el médico de los guardias se apiadó de ellos: este prefirió incumplir su juramento hipocrático pidiendo tiros de gracia en lugar de atender a los que sólo habían sido heridos. Guardias de Asalto y Civiles celebraron los hechos con vivas a la República y al capitán Rojas. A su regreso a Madrid fueron felicitados por el Director General de Seguridad y se improvisó un desfile en columna de honor. Por su parte, los habitantes de Casas Viejas tardaron días en regresar ante el horror de que habían sido testigos. Sólo se atrevieron a retornar guiados por un miedo aun mayor: las amenazas de bombardeo que se hicieron a los que se refugiaron en los campos.


¿JUSTICIA?

El 26 de mayo de 1934 Manuel Rojas fue condenado a 21 años de cárcel como autor de 14 delitos de asesinato. Meses más tarde, a raíz de la amnistía de que se benefició el golpista Sanjurjo, Rojas fue liberado. Los ejecutores de Casas Viejas se comprometerían después en la contrarrevolución fascista de Franco; Manuel Rojas tuvo tiempo de participar, antes de morir, en la represión de Granada y la muerte de Federico García Lorca. Los ejecutados en el 36, ideologías al margen, serían también hijos del pueblo. Ninguno de sus cómplices en Casas Viejas cumplió condena alguna y Arturo Menéndez, Director General de Seguridad del gobierno Azaña, quedó inmediatamente en libertad sin cargos.


Cuando se exigieron responsabilidades en el Parlamento, Azaña no titubeó en asegurar que en Casas Viejas se había procedido con normalidad: "en Casas Viejas no ha ocurrido, que sepamos, sino lo que tenía que ocurrir". Cínicamente, no tuvo problemas para retractarse después, cuando quiso recuperar el apoyo de los trabajadores, diciendo que no estaba suficientemente informado de lo que en realidad había ocurrido. Con tamaña falacia se escudan aun hoy sus herederos políticos. Algunos historiadores, obviando el veredicto de una Comisión Parlamentaria que consideró hechos probados que hubo "ordenes dadas desde la Dirección General y fusilamientos sumarios", prefieren poner en tela de juicio su propia objetividad. Es el caso de investigadores prorepublicanos como el eminente Manuel Tuñón de Lara, que se entretuvo hablando de falta de coordinación en la cadena de mando, manejos de la derecha y manipulaciones de los anarquistas. No negaremos aquí que las tres circunstancias se dieran, pero tampoco seremos tan simplistas como para renegar de lo evidente. Casas Viejas fue el crimen de la II República, y como tal, dejó una profunda herida entre los confiados trabajadores españoles, además de una amarga lección que nunca debe olvidarse: la república burguesa ni quería ni permitiría la emancipación de los trabajadores.

Para saber más:
Brey, G. y Maurice, J. Historia y leyenda de Casas Viejas. Zero, Madrid, 1976.
García Ceballos, M. Casas Viejas. Uriarte, Madrid, 1965.
Guzmán, E. La Tierra. 16 de enero de 1933
Ramos, R. Después de Casas Viejas. Argos Vergara, Barcelona, 1984.
Sender, R. La Libertad. 23 de febrero de 1933
Sender, R. Viaje a la aldea del Crimen. Vosa, Madrid, 2002.

www.alasbarricadas.org




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2. Artículo escrito por Jesús Núñez y publicado en "DIARIO DE CADIZ" el 12 de enero de 2003. El original está ilustrado con seis fotografías en blanco y negro.

Periódico "DIARIO DE CADIZ".
www.diariodecadiz.es




Los sucesos de 1933 conmocionaron a España y provocaron la caída de Azaña.
La proclamación de la II República supuso una gran esperanza e ilusión para buena parte de los españoles y mayor aún de gaditanos cuya provincia era de las más desfavorecidas de la nación. Pobreza económica, marginalidad social y explotación laboral fueron tres fuentes de abono para el anarquismo rural gaditano, el más fuerte de cuantas fuerzas revolucionarias estaban implantadas en la provincia.

La República aprobó la ley de Reforma Agraria de 15 de septiembre de 1932 para dotar de tierras a los campesinos sin propiedad, pero su lenta ejecución por falta de fondos para indemnizar a los latifundistas motivó que junto a una más que centenaria historia de tremenda injusticia social, terminase por prender el 8 de enero de 1933 una trágica mecha de violentas convulsiones revolucionarias en el campo español que tuvo su trágica eclosión tres días después en Casa Viejas, una pequeña pedanía entonces de Medina Sidonia.

Los sangrientos sucesos de los que DIARIO DE CADIZ hizo un exhaustivo seguimiento y que ahora cumplen su 70º aniversario motivaron la publicación de numerosas obras y artículos. La brutal represión ejecutada por fuerzas de la Guardia de Asalto -creada por la República en enero de 1932- conmocionó al país entero y terminó por provocar la caída del gobierno de Azaña. Murieron 23 campesinos y 3 agentes del orden.

La controvertida declaración judicial del capitán de Estado Mayor Bartolomé Barba Hernández, quien estaba de servicio la noche del 11 de enero de 1933 en las dependencias del Ministerio de la Guerra cuyo titular era el propio Azaña y del que aseguró que recibió la orden directa de transmitir las instrucciones, pasaría a la historia negra: "Ahora diga usted al general de la división que esté prevenido y nada de coger prisioneros y meterlos en los cuarteles, porque luego resultan inocentes y hay que libertarlos. ¡Tiros a la barriga!. ¡A la barriga!".
No mucho mejor resultó el acta firmada por los capitanes del Ejército Felix Fernández Prieto, Gumersindo de la Gándara Marsella, José Hernández Labarga, Jesús Loma Arce y Faustino Rivas Artal, destinados en la Guardia de Asalto: "Que por el prestigio y la dignidad del cuerpo al que se honran en pertenecer, manifiestan que en la citada fecha les fueron transmitidas desde la Dirección General de Seguridad, por conducto de sus jefes, las instrucciones verbales de que en los encuentros que hubiera con los revoltosos con motivo de los sucesos que se avecinaban en aquellos días, el Gobierno no quería heridos, dándoles el sentido manifiesto de que únicamente entregáramos muertos a aquellos que se encontrasen haciendo frente a la fuerza pública o con muestras evidentes de haber hecho fuego sobre ellas. Y para que conste firman por duplicado el presente. ¡Viva la República!".

Las cuatro tragedias
Los sucesos de Casas Viejas se constituyeron sobre la base de tres tragedias que a su vez dieron lugar a una cuarta que sufrieron en silencio las familias de las víctimas y el propio pueblo que pasó a ser conocida como "la aldea del crimen".

La primera tragedia, y por cierto la más olvidada como siempre, fue la que sufrieron los guardias civiles del puesto de Casas Viejas cuando fueron atacados al amanecer del miércoles 11 de enero de 1933 por quienes acababan de proclamar el comunismo libertario, unos 200 campesinos armados de escopetas y hoces.
Su comandante era desde el mes anterior, el sargento Manuel García Alvarez, quien falleció dos días después en el hospital militar de Cádiz como consecuencia de los disparos recibidos. Los guardias eran Román García Chuecos -quien el 4 de febrero falleció también por idéntica causa en dicho hospital-, Pedro Salvo Pérez y Manuel García Rodríguez, que resultaron heridos.
El 5 de abril, el Inspector General del benemérito Instituto Cecilio Bedia de la Cavallería, ordenó la apertura de juicio contradictorio para determinar si los citados guardias civiles eran acreedores a la cruz laureada de San Fernando "con motivo de su actuación en la defensa de la casa-cuartel al ser atacados por los revolucionarios con idea de apoderarse del inmueble y armas", encomendando su instrucción al capitán Pablo Incera Vidal, destinado en Jerez de la Frontera. Dos años después el expediente del suceso que había sido declarado por decreto de 18 de enero de 1933 "hecho de guerra", fue archivado con una ridícula excusa de defecto de forma si bien el 5 de junio se les ascendió al empleo superior.

La segunda tragedia la constituyó el cerco e incendio antes de amanecer el 12 de enero, por las fuerzas mandadas por el capitán de la Guardia de Asalto Manuel Rojas Feingespán, de la choza en la que se refugiaron algunos de los anarquistas. El telegrama que recibió decía: "Es orden terminante Ministro de la Gobernación se arrase casa donde se han hecho fuertes los revoltosos". Allí murieron tiroteados o carbonizados Francisco Cruz Gutiérrez "Seisdedos" y sus hijos Pedro y Francisco, Manuel Quijada Pino, Josefa Franca Moya y su hijo Francisco, Jerónimo Silva González, Manuela Lago Estudillo así como el guardia de asalto Ignacio Martín Díaz, resultando heridos otros cuatro guardias más.

La tercera tragedia aconteció poco más tarde durante los registros y detenciones posteriores de sospechosos. Comenzó con la muerte por disparos de los guardias de asalto del anciano Salvador Barberán Castellet que sólo le dio tiempo a gritar "¡No tiren, que no soy anarquista!" y terminó un rato después con el fusilamiento despiadado de Manuel Benítez Sánchez, Andrés Montiano Cruz, Juan García Franco, José Utrera Toro, Juan García Benítez, Juan Villanueva Garcés, Juan Silva González, Balbino Zumaquero Montiano, Manuel Pinto González, Juan Galindo González, Cristóbal Fernández Expósito, Manuel García Benítez, Rafael Mateo Vela y Fernando Lago Gutiérrez, siendo éste el único que realmente había participado en la intentona revolucionaria. Todos estaban desarmados y la mayor parte esposados.

La cuarta tragedia fue la leyenda negra que cayó sobre la pedanía así como el sufrimiento y soledad en silencio que padecieron los familiares de los guardias civiles y campesinos asesinados, todos ellos gente de condición muy humilde, que recibieron diversas ayudas económicas de suscripciones populares que se abrieron, una de ellas por DIARIO DE CADIZ.
Antes de abandonar Casas Viejas las fuerzas policiales recibieron la siguiente arenga del delegado gubernativo Fernando de Arruinaga Martín-Barbadillo: "Habéis cumplido con vuestro deber. El Gobierno por mi conducto os felicita. Gracias a vosotros, a vuestro valor, a vuestra energía y disciplina, a vuestra obediencia a las órdenes de vuestros jefes, la República ha podido vencer un grave peligro y puede seguir el camino triunfal y glorioso abierto el 14 de abril. Vuestra magnífica conducta merece bien de la Patria y de la República. ¡Viva la República!".

Conocida posteriormente la verdad de lo sucedido estalló el escándalo y se inició un proceso judicial. Por los 14 asesinatos cometidos contra los campesinos desarmados, el jurado de la audiencia provincial de Cádiz condenó el 28 de mayo de 1934 a su responsable directo, el capitán Rojas a la pena de 21 años de prisión mientras que Arturo Menéndez López, director general de seguridad, fue absuelto.

Han transcurrido siete décadas desde los luctuosos sucesos y hoy día Benalup-Casas Viejas es un próspero municipio que ha postergado para siempre aquella "aldea del crimen" como la bautizara en su novela Ramón J. Sender.

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3. Un libro: "Viaje a la aldea del crimen"

Enviado por el diario La Libertad, Ramón J. Sender confeccionó un extenso reportaje sobre el suceso de Casas Viejas que fue publicando por entregas. La edición completa de esta experiencia vio la luz en 1934 bajo el título Viaje a la aldea del crimen. Por varias razones (incluida la resistencia del propio autor), el libro no había sido reeditado hasta ahora, cuando Ediciones Vosa lo ha rescatado.

"Entraron por distintas calles. Toda la parte sur de la colina se cubrió de uniformes, que sobre la cal de los edificios resaltaban vivamente". Licencias líricas para relatar la tragedia: la Guardia de Asalto registraba a tiros y culatazos la villa de Casas Viejas. Buscaban a un viejo campesino llamado Seisdedos, quien en compañía de otros hombres de campo y guiados por la propaganda anarquista, había cortado la carretera y el teléfono y depuesto al alcalde del pueblo para instaurar el comunismo libertario. Era el mes de enero de 1933.El escritor Ramón José Sender estuvo allí y volvió para contarlo. Los sucesos de Casas Viejas le sorprendieron entre el regreso de la guerra de Marruecos y la consecución del Premio Nacional de Literatura por Mr. Witt en el cantón.
Ausente de los fondos de la Biblioteca Nacional, Vosa, la editorial que dirige Manuel Blanco Chivite, encontró apenas una copia en la Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo, lo que ha permitido devolver el texto, tantos años después y bajo el cuidado de José María Salguero, a la imprenta.

Más de medio siglo
Viaje a la aldea del crimen no había vuelto a ver la luz desde 1934, cuando el editor Gregorio Pueyo alentó una primera edición. Aunque la editorial Planeta dispone de la práctica totalidad de los derechos de autor del aragonés, nada impidió la recuperación.A Blanco Chivite no le cabe ninguna duda de que Viaje a la aldea del crimen "apasionará a un sector de la juventud concienciado", y destaca de él "aquel estilo fresco y moderno, dentro de una tradición que se cultivó en la República y quedó anonadada con el franquismo: la del reportero al pie del tajo, que va al lugar de los hechos, observa, oye y lo cuenta".
La prosa periodística de Sender, de enorme vigor descriptivo, vuelve así a estremecer a sus lectores al narrar cómo se ordenó quemar la casa de Seisdedos, donde murieron 16 personas.
Una extensa bibliografía registra la página más negra de este pueblo de la provincia de Cádiz, que fue reconocido desde entonces y hasta hace unos años con el nombre de Benalup. La recuperación del libro de Sender supone, además, el recuerdo de uno de los grandes escritores españoles de la primera mitad del siglo XX.

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He terminado de leer una obra curiosa, del escritor Ramon J. Sender. Su título "Viaje a la aldea del crimen" (Documental de Casas Viejas). Se trata de una recopilación de artículos de prensa que hizo Sender para el periódico "La libertad" sobre lo sucedido en la aldea gaditana de Casas Viejas en 1933. En enero de ese año, y respondiendo a una convocatoria nacional, la CNT comenzó un proceso revolucionario, que durante unas horas proclamó el comunismo libertario. En la aldea de Casas Viejas este acuerdo confederal se llevó a efecto. El fracaso del movimiento no llegó al pueblo y se produjo una brutal represión por parte de la Guardia Civil y de la Guardia de Asalto, desplaza desde la localidad cercana de Medina Sidonia.
El texto tiene mucho de relato y lo podiamos encasillar en la oposicion de izquierdas que tuvo la República.
Quiza un texto como este, al que criticaría en algunos aspectos, hoy es necesario. La razón es simple. En este año 2006 se cumple el 75 aniversario de la proclamación de la II República. Si bien nadie niega los avances que se produjeron durante ese periodo (con excepciones tales como Pio Moa o Cesar Vidal, cuyos libros son un insulto a la historia) lo que es verdad es que la República tuvo una parte oscura y de represión que no la diferenció en nada del anterior régimen monárquico. La obra de Sender nos acerca a uno de esos episodios, como fue el asesinato de más de 25 personas inocentes, cuyo único delito era pedir tierra y pan que los señoritos y los caciques del pueblo les venían negando. Por ello veían en el comunismo libertario el sistema que colmaría todas sus penas.
Lo que criticaría de Sender es quiza el tratamiento al que somete a las organizaciones anarquistas. En pocas ocasiones sale nombrada la CNT (habla del Sindicato) y menos a la FAI. Deja Sender a entrever que por culpa de los sectores más "optimistas" de la CNT se produjo tal represión, porque el fracaso estaba cantado. Es una forma poco digna de tratar a las organizaciones libertarias, que si por algo se caracterizaron durante el periodo republicano, fue por su coherencia entre medios y fines. La cuestión es que Sender a la altura de 1933 esta empezando a tomar contacto con una parte con el grupo treintista (que salió de la CNT en 1931 tras el Congreso de la Comedia de Madrid) y sobre todo con el origen del Partido Sindicalista de Pestaña. Es decir, sectores fuera de la CNT y que estaban en franca oposición a la FAI, acusándola injustamente de todos los males generados en el movimiento anarquista.
De todos modos, y dejando a parte las disquisiciones ideológicas del momento, el texto de Sender muestra la crueldad con la que actúa las fuerzas represivas, con el consentimiento de las autoridades políticas, incluidas las altas estancias del Estado republicano. No es oro pues todo lo que reluce y estos escenarios tambien habrá que reivindicarlos en este 75 aniversario de la proclamación de la II República española.
Hay no obstante mas bibliografía al respecto de este acontecimiento, ocultado por la izquierda oficial y moderada y utilizado demagógicamente por la derecha política para desprestigiar a la República, echándole en cara hechos y procedimientos que ellos mismo les habian enseñado durante el ominoso periodo monárquico.
De la dictadura de Franco y su cruel represión ya hablaremos en otro momento.


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3. EVA DIAZ PEREZ para 'El Mundo'

El PSOE impulsa el hotel Libertaria en el lugar de la masacre de Casas Viejas
Construirán también un campo de golf donde en 1933 fue ferozmente reprimida una revuelta anarquista


BENALUP-CASAS VIEJAS.- Los sucesos de Casas Viejas han despertado de su letargo, pero con la excusa de un negocio turístico: la construcción de un hotel de cuatro estrellas -propiedad de una empresa privada, pero respaldado por el Ayuntamiento socialista- en el mismo lugar en el que ocurrieron los hechos, para explotar este episodio de la memoria histórica.


En el centro del pueblo gaditano de Benalup-Casas Viejas hay un lugar que es un jirón oscuro de sangre seca en la Historia de España. No hay ninguna placa, ni monumento, ni advertencia para la desmemoria, pero allí estuvo la choza del carbonero Francisco Cruz, Seisdedos, propietario de aquel tabuco en el que resistieron el embate de la Guardia de Asalto republicana, en enero de 1933, unos jornaleros anarquistas que proclamaron la utopía del comunismo libertario en una aldea perdida de Andalucía. Estaban desencantados con las lentas reformas agrarias prometidas por el Gobierno de la Segunda República -en aquella época, presidido por Manuel Azaña- y, sobre todo, tenían hambre.
Ahora, en aquel lugar donde murieron 25 personas, se erigirá un hotel que se llamará Libertaria, en alusión a María Silva, La Libertaria, nieta de Seisdedos, que sobrevivió al asalto a la choza y que fue fusilada en la Guerra Civil, ya convertida en un mito para el movimiento anarquista.
El polémico hotel lo apoya el Ayuntamiento del alcalde socialista Francisco González Cabañas.
Además, otro pueblo de la zona, gobernado por Izquierda Unida, no ha dudado en explotar para el turismo de lujo este lugar emblemático.
Es el caso del Ayuntamiento de Espera, presidido por Pedro Romero, que hace unos días respaldaba la construcción en el pueblo de un campo de golf, un complejo residencial de 1.000 viviendas, un hotel de cuatro estrellas y otras instalaciones deportivas en la finca El Chupón, donde el gobierno de la Segunda República en 1932 aplicó por primera vez el decreto de intensificación de los cultivos, primer paso de la Reforma Agraria.
El alcalde de Benalup-Casas Viejas, que además es presidente de la Diputación de Cádiz y secretario general del PSOE gaditano, se ha destacado por su interés en la revalorización de la memoria histórica. De hecho, fue el impulsor en 1998 de la recuperación del nombre de Casas Viejas para el pueblo. Durante la Dictadura franquista se suprimió con el fin de borrar toda huella del pasado libertario, pasando a denominarse Benalup.
Es significativo que este ambicioso proyecto turístico para explotar el pasado cuente con el apoyo de este alcalde y de otros políticos del llamado clan socialista de Alcalá de los Gazules, localidad de donde procede la mayor parte de los dirigentes andaluces de este partido. Es el caso del ex alcalde de Alcalá de los Gazules, Luis Romero Acedo, presidente de la Mancomunidad de Municipios de la Comarca de La Janda y del Grupo de Desarrollo Rural.
De hecho, el ente que dirige Luis Romero está gestionando una ayuda de 550.882 euros para el proyecto turístico del Hotel Libertaria.
Esta subvención estaría a cargo del programa regional Leader Plus que cofinancia la Unión Europea, el Ministerio de Agricultura y la Junta de Andalucía. De todos modos, la aportación a la sociedad promotora del hotel -Huertos de Casas Viejas SA- dependerá de que la Consejería de Turismo le otorgue finalmente la calificación de hotel de cuatro estrellas.
La promotora tiene previsto abrir en octubre. Aún queda mucho, pero ya están terminadas algunas estancias en las que ya se presiente ese sabor kitsch y artificioso que tienen los parques temáticos.Y es que el complejo turístico girará sobre el imaginario de los años 30 en un espacio organizado en torno al hotel de lujo, un restaurante, un café teatro y un pequeño museo.
Cada habitación lleva un nombre alusivo a aquel tiempo: Poetas, Art Decó, Utopía, París 1937, Jazz, Cabaret, Vanguardias o Casas Viejas. La habitación Casas Viejas linda con el lugar donde se supone que ardió la choza de Seisdedos.
Sin embargo, la osadía se resolverá con una decoración que evocará cómo eran las casas campesinas de la época. Una especie de diseño amable y rústico sólo para sugerir los años del hambre con el fin de que el turista no turbe su relax. Y, por supuesto, nada que ver con las escenas que realmente sucedieron de pan bazo, café de recuelo, sopas aguadas y ojos heridos de miseria.
Esta suite Casas Viejas se encuentra en el mismo lugar donde las fotografías de la época mostraban los cuerpos carbonizados de los jornaleros, donde Ramón J. Sender escribió las crónicas para su Viaje a la aldea del crimen o el escritor anarquista Vicente Ballester tomó notas para Han pasado los bárbaros.
El lugar tiembla ahora bajo las grúas y las máquinas excavadoras.Ha estado abandonado durante muchos años, pero es como un lugar sumergido, enterrado bajo los escombros de la Historia.
«Aquí nadie quiere hablar de política desde que pasó aquello», cuenta un vecino sentado en la puerta de su casa, justo enfrente de donde estará situado el Hotel Libertaria.

La CNT protesta
La Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) de Jerez de la Frontera ha manifestado su rechazo al proyecto y ha pedido al alcalde de Benalup y a la empresa promotora que retiren el proyecto «en nombre de la dignidad de aquellos libertarios que murieron luchando contra ese capitalismo que quiere apropiarse ahora de esa memoria».
La revuelta anarquista del 10 de enero de 1933 fue un episodio negro en la Segunda República. En las memorias de Manuel Azaña -los Cuadernos Robados- se descubre cómo convulsionó al país y cómo los radicales del partido de Lerroux lo aprovecharon para hacer caer al Gobierno. El caso fue debatido en el Congreso.El 3 de marzo, Azaña explicaba con amargura el ambiente de crispación.«Fui dando suelta a mis sentimientos de repugnancia por la campaña que se hace contra nosotros, y que por el deseo de derribarnos no se priva de suponer que hemos ordenado las atrocidades de Casas Viejas, o que la hemos ocultado. (...) Declaro que ya no puedo más y que estoy dispuestísimo a dar un escándalo desde el banco azul».
«Aquí a la gente le da igual de todo», confirma el propietario del Bar Ricardo. Parroquiano de este bar era el antropólogo Jerome Mintz, que vivió en el pueblo en la década de los 60. El investigador hizo creer que preparaba un estudio sobre la Semana Santa y el Carnaval, pero, en realidad, recogía información sobre el suceso, que yacía enterrado en una memoria maldita. «Tenía un magnetofón muy grande y se llevaba a la gente a las afueras del pueblo para hacerles entrevistas», añade mientras muestra una primera edición de la obra emblemática The anarchists of Casas Viejas, con fotografías inquietantes de mujeres enlutadas y hombres silenciosos bajo el sol zahareño.

Los años 30 que no llegaron a la aldea
El complejo turístico, respaldado por la Junta de Andalucía por medio del Proyecto Libertaria y por el Ayuntamiento de Benalup-Casas Viejas, que preside el socialista Francisco González Cabañas, contará con una recreación de los años 30
Además, el proyecto de explotación turística -que cuenta también con financiación de la UE- se inscribe en un plan más ambicioso que incluye la explotación turística de los pueblos de la zona -aquéllos en los que se vivieron episodios frustrados de la Reforma Agraria y la opresión de los terratenientes- con enormes campos de golf y otros hoteles de lujo.
De todos modos, la subvención europea aún está condicionada a que la Consejería de Turismo le otorgue la calificación de hotel de cuatro estrellas.
A pesar de eso, la empresa promotora del proyecto ha querido salvaguardar este lugar simbólico incluyéndolo en un pequeño espacio museístico con fotografías de los sucesos. Así, creará una fundación llamada Sucesos de Casas Viejas con documentación de la época y acceso público. Una iniciativa que suena a frágil coartada para calmar las críticas de los que han denunciado el proyecto por su falta de respeto con la Historia y que piden un verdadero centro de recuperación de la memoria.
El Hotel Libertaria recreará el lado amable de los años 30 por medio de una colección de piezas que incluye cerca de 1.000 objetos de la vida cotidiana. Así, en la aldea del hambre se exhibirá todo ese mundo de los 'chevrolet', los cigarrillos emboquillados y aromados, el 'pernod' y el jazz, los biplanos y toda la guardarropía de unos años 30 que jamás llegaron a este pueblo de campesinos de piel broncínea, perdido entre latifundios y señoritos de fiestas camperas de tientas y becerradas.
Es paradójico que en el lugar de los sucesos esté previsto mostrar una colección de originales de revistas -como 'Vogue'- e ilustraciones sicalípticas con muchachas de cejas depiladas y cabellos abuñolados, polvos finos a la lavanda y anunciando jabones de olor. Josephine Baker, con su falda de plátanos danzando en la aldea del crimen con fondo de 'foxtrot'.


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4. Francisco González Cabaña

ALCALDE DE BENALUP-CASAS VIEJAS



La historia sobre los sucesos de Casas Viejas ha estado durante mucho tiempo secuestrado durante el régimen dictatorial anterior, por la naturaleza del sistema político imprante, y también, por el propio dolor que estos hechos ocasionaban a nuestro pueblo.

En multitud de ocasiones, he repetido que esa historia había que recuperarla y que, transcurrido tanto tiempo, no podía seguir estando oculta. Sabemos que aquellos sucesos provocaron una lamentable tragedia, pero debemos decir que fue una tragedia en la que murió gente de bien, buenas personas.

Toda esa imagen negra, que durante muchos años se transmitió, era la única visión que se tenía y que se podía transmitir, y, sin embargo, considero que habría que recuperar todo lo que sucedió para de esa manera poder aclararlo y conseguir que impere de manera nítida la verdad.

En este momento presente, y sobre todo mirando hacia el futuro, para nuestro pueblo, para aquellos que son hijos o nietos de los que vivieron aquellos momentos, y también para los que se acercan aquí con algunas noticias o con curiosidad de conocer qué pasó en Casas Viejas aquellos tristes días de enero de 1933, esta exposición puede servir para rescatar de la memoria histórica esos documentos que sin duda arrojarán luz sobre lo acontecido. Esta exposición nos servirá para mirar hacia atrás pero sin ira y con la intención clara de conocer la verdad.

En este sentido, ya dimos un paso importante con la recuperación del nombre de Casas Viejas para nuestro pueblo, del que había sido despojado con el burdo deseo de borrar cualquier huella que recordara aquel levantamiento campesino y su posterior masacre. De esta forma, pensábamos que hacíamos justicia a quienes la historia marcó con un sello de dolor y sangre.

Algunas imágenes, por muy divulgadas, son de sobra conocidas, pero hay otras muchas que no conocíamos y que afortunadamente se nos dan a conocer a través de esta exposición y de su catálogo. Y eso consideramos que es positivo, puesto que así despertamos el interés para saber qué sucedió y quiénes fueron los que tuvieron la responsabilidad de lo que ocurrió. Y está claro, y la historia lo ha demostrado, que la responsabilidad no fue de nuestra gente, sino de aquellos que quisieron acabar con este brote de libertad que se producía o se empezaba a producir en unas personas tan maltratadas tradicionalmente como eran los trabajadores del campo en Andalucía y más cercanamente los de nuestro pueblo.

Esta exposición nos va a permitir enseñar la historia globalmente, con sus aspectos positivos y negativos y de esa forma poder sacar las conclusiones apropiadas y tener juicios objetivos, y descartar las interpretaciones que durante tanto tiempo se han difundido.

Además queremos que esta exposición sea el germen de un centro de interpretación histórica que permita que todos puedan acercarse a conocer nuestro pasado sin mordazas ni ataduras. En esta sala histórica, las imágenes ocuparán un lugar importante y estarán acompañadas por las noticias de la prensa y las publicaciones, tan abundantes, que sobre los "sucesos" se han escrito, desde el completo estudio de antropología social realizado por Jerome R. Mintz titulado Los Anarquistas de Casas Viejas al clásico Historia y Leyenda de casas Viejas de Gerard Brey y Jacques Maurice, sin olvidar el Viaje a la aldea del crimen de Ramón J. Sender o Han pasado los Bárbaros:la verdad sobre casas Viejas de Vicente Ballester y por supuesto las anotaciones que el propio Manuel Azaña realiza en sus diarios.

Esta exposición será también un homenaje a aquellos campesinos que aquellos días de enero emprendieron un viaje sin retorno en busca de la felicidad y la igualdad. Y poder recordar, para no volver a cometer la misma tragedia.

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5. Colección Narrativa



www.laidea.net


Viaje a la aldea del crimen: Documental de Casas Viejas

Ramón J. Sender
Colección Narrativa, Madrid 2000
199 pág. ISBN 84-8218-034-7

Sender, enviado al lugar de los hechos por el periódico La Libertad, de Madrid, reconstruirá paso a paso los acontecimientos de Casas Viejas en una serie de crónicas que estremecieron a la opinión pública. Posteriormente, estas crónicas fueron reunidas y reelaboradas con nuevas informaciones para dar forma a este impresionante Viaje a la aldea del crimen...

Siete domingos rojos (1932)


Un anarquista de 'Espartaco'

Ramón J. Sender era, a comienzos de la Segunda República, un anarquista del grupo Espartaco y corresponsal en Madrid del periódico de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT) de Cataluña Solidaridad obrera. Formaba parte, para ser más precisos, de ese núcleo notable de periodistas, escritores y aficionados a la escritura que ponían su pluma al servicio de la revolución. Tenían una fe inquebrantable en el poder revolucionario de la cultura, y de ahí los tremendos esfuerzos que la hacían por redimir al pueblo de la ignorancia, causa, según ellos, de la opresión y de la desigualdad. Manifestaban su radicalismo anarquista al margen de cualquier compromiso con los sindicatos.

Perder el tiempo en reuniones, organizar a los trabajadores, no era lo suyo. Su discurso teórico marcaba siempre una distancia clara con el del obrerismo militante. Eran publicistas librepensadores. Nada que ver con los afiliados y dirigentes que cotizaban en los sindicatos de la CNT. Junto a Sender, había otros nombres ilustres: Felipe Alaiz, Isaac Puente, el ya veterano Federico Urales (padre de Federica Montseny) o Jacinto Toryho.

Todos ellos se mantuvieron en el anarquismo en esos turbulentos años de la República y de la guerra civil, y algunos, como el médico Isaac Puente, el principal divulgador del comunismo libertario, fueron cazados por la contrarrevolución asesina del verano de 1936. Ramón J. Sender abandonó a esos compañeros de lírica subversiva mucho antes.

A finales de 1932 ya estaba reflexionando sobre la necesidad de un cambio en las actitudes del anarquismo. Así se lo dijo el 16 de octubre de ese año en una carta que le escribió a su "compañero y amigo" Eusebio Garbo, veterano anarquista, delegado de la CNT en la Asociación Internacional de Trabajadores. Todo había cambiado con la llegada de la República, le decía al novelista aragonés. El Estado decretaba ahora leyes sociales y no sólo reprimía; promovía jurados mixtos "que sistemáticamente dan la razón al obrero". En fin, que no era el momento de soñar con el comunismo libertario, "con el cielo y los jardines de Mahoma". La solución estaba en otro lugar: en la acción política.

Dejó el grupo Espartaco. Se alejó de Solidaridad obrera, el periódico obrero más influyente del momento. Dijo adiós a los anarquistas de la "buena fe seudorrevolucionaria" y se ilusionó con el "carácter socializante" de la República. Hasta que tan sólo tres meses después de esa carta llegó la masacre de los campesinos de Casas Viejas a tiro limpio de los guardias del tristemente célebre capitán Rojas. Sender viajó a ese pequeño pueblo gaditano con otro ilustre publicista, Eduardo de Guzmán, y no se creyó la versión oficial. Relató sus impresiones en Viaje a la aldea del crimen (Documental de Casas Viejas, firmado en Madrid en febrero de 1933 y publicado un año después. En el ejemplar dedicado a su familia, escribió: "la primera gran decepción para los que creíais en la República".

También él había creído. Pero así de acelerada corría la historia en aquellos años, que no le dejaba a uno ni permanecer dos días con la misma idea. Y no era nada para lo que tenía que llegar: el asesinato de su mujer, Amparo Barayón, el de su hermano Manuel, el largo exilio,... el derrumbe del pequeño mundo que vivió Sender, Espartaco.

Julián Casanova
Profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza

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(.../...)

La novela va mucho más allá del papel propagandístico que ejercía como periodista. Es una novela de autorreflexión que refleja una instantánea muy matizada de la situación del movimiento libertario urbano hacia el año 1932. Incluso concibió su novela - a pesar de su trama ficticia - como recreación semi-documental de los acontecimientos de su presente. Así lo declama él en el prólogo:

Estoy convencido de que la novela moderna testimonial será mañana un documento vivo del mayor interés para los historiadores: Ni siquiera pretendo una realidad novelesca. Es una realidad simplemente humana, con lo estúpido y lo sublime.

Los diferentes capítulos muestran los puntos de vista de los protagonistas. Aparecen una serie de prototipos que dificultan algo intuir la posición del autor de forma directa. La trama y los medios de creación novelística – excelentemente elaborados - se supeditan según sus palabras a su cometido de presentar una instantánea de la situación del anarquismo urbano español. No quiero profundizar en el problema teórico hasta qué punto una novela que crea un mundo ficticio puede ser considerada una obra documental como pretende el autor, pero sí se podrá desprender de la actuación de sus figuras su posicionamiento frente a la violencia.

La trama de la novela sigue de forma muy libre las huelgas anarcosindicalistas de Madrid de mayo de 1932, ocurridas como respuesta a la muerte de tres de sus afiliados tras la intervención de la fuerza pública durante un mitin en el teatro Paraninfo de Madrid. Inmediatamente se organiza una huelga revolucionaria que durará siete días. La huelga acabará en rotundo fracaso. En la novela aparecen una serie de personajes que representan varios tipos de revolucionarios anarcosindicalistas. Ya sus nombres Espartaco, Progreso y Germinal muestran que se trata de prototipos de anarcosindicalistas ejemplares. Sus perfiles se amoldan a las diferentes tendencias imperantes desde el ala intransigente de la FAI hasta los llamados posibilistas que se articularían en el « Manifiesto de los Treinta » de Ángel Pestaña.

Dos personajes anarquistas, Villacampa y Samar, muestran actitudes muy diferentes frente a la violencia. Villacampa, el compañero sentimental de Starr, la hija de uno de los muertos, es un anarquista de a pie, impulsivo, radical y poco reflexivo. Obtiene su formación ideológica y visión del mundo exclusivamente de los medios de difusión anarquistas con sus amenazas y ataques a los enemigos supuestos del anarquismo. Poco o nada le interesan las elucubraciones y dudas que un intelectual pueda expresar frente a los contenidos ideológicos y la forma de actuar. Tampoco piensa en las consecuencias de sus actos y asimila sin la menor crítica las campañas de deshumanización del enemigo político: “Un burgués no es una persona, ni un animal. Es menos que todo. No es nada. ¿Cómo voy a sentir que muera un burgués yo, que salgo a matarlos? Su pistola se transforma en símbolo de virilidad y de su omnipotencia. “Con la pistola en la mano, los compañeros en la calle y la revolución en el Alma; somos como Dios o más que Dios”

En contraste a ese prototipo del anarquista de a pie con pocos escrúpulos el autor crea el personaje de Samar, la figura central de la obra. Es como Sender periodista y el único intelectual entre los anarquistas y eso causa problemas. Participa como sus correligionarios en actos de sabotaje pero su origen burgués y su intento de organizar mejor la lucha revolucionaria crea recelos frente a los cuales siempre se encuentra a la defensiva: “Samar no es anarquista” es uno de los comentarios críticos a los que debe enfrentarse. Convencido de la revolución, sin embargo, el mayor problema le crea la violencia gratuita perpetrada por los anarquistas que alcanza proporciones similares a la perpetrada por la fuerza pública. La superioridad moral que – en principio - nutre su ideología se baña de sangre en la lucha del día a día. La violencia contra personas, fruto de la deshumanización de los medios de propaganda de sus correligionarios le resulta en muchos casos difícil de defender. Ese sentimiento se intensifica cuando un policía – el enemigo declarado de los anarquistas como símbolo de represión del estado - es asesinado para obtener informaciones sin justificación alguna:

… ¿quiénes han matado al agente? ¿Dónde? - ¡Qué más da la persona y el lugar! Cómo se conoce que eres periodista. Todo lo quieres saber. Aquí está el croquis, que es lo principal. (…) Samar piensa – la cara es el espejo del alma.- que han matado el agente (…) y que el agente era un hombre como nosotros.

El adversario político se trasforma en un objeto, cuyo exterminio físico no suscita compasión alguna. Finalmente el anarquista comenta: “Para mí no era un hombre sino un instrumento mecánico al servicio de la injusticia.”
Sin embargo para su lealtad frente al movimiento anarquista estos acontecimientos no parecen tener consecuencias. Aunque se dé perfectamente cuenta de la disociación entre valores morales y la realidad revolucionaria no hay distanciamiento. Samar no es strictu sensu el alter ego de Sender pero expresa, sin duda, las inquietudes del autor.
La deshumanización y la disposición a perpetrar actos de violencia relegan los ideales ideológicos a un segundo plano. Los sabotajes se trasforman en explosiones de violencia que no se plantean la cuestión de las responsabilidades: “En Madrid, de momento no se preocupaban las multitudes sino de despertar de su herir o matar, se hería o mataba. Pero sin sentimentalismos “. El protagonista central – igual que Sender en esa época – se plantea el conflicto pero no lo resuelve. Sender muestra un anarquismo que lucha por sus ideales pero de forma cruel. Se lucha, se asesina y se muere tal como los enemigos declarados: las fuerzas represoras del Estado, Guardia civil y Guardia de asalto. El enemigo mítico en la lucha revolucionaria ya no sirve para ensalzar la supuesta autoridad moral de la lucha anarquista y eso crea problemas, en última instancia también para el autor.

Aunque Sender agitase contra el gobierno republicano a comienzos del año 1933 desvelando de forma polémica las matanzas de Casas Viejas y transformando en mártir anarquista a Seisdedos, uno de los sublevados, dentro del movimiento anarquista buscaba una mayoría para establecer una colaboración limitada con la República mostrando simpatías por el llamado Manifiesto de los treinta abanderado por Ángel Pestaña contra el movimiento intransigente de la FAI. Cuando el ala moderada pierde la batalla por el poder Sender se aleja del mundo libertario y se acerca al partido comunista que por su rígida estructura le parece dar más garantías para luchar de forma efectiva contra el fascismo alemán y para coordinar una revolución bien organizada: “Estaba fatigado por la esterilidad del movimiento libertario” declaraba o en otra ocasión comentaba amargamente “Los anarquistas aparecéis organizados para el fracaso.” Sin embargo no ingresó en el partido y aunque discrepase en la forma no renunció jamás a los ideales anarquistas (descentralización del estado, lucha por los más desfavorecidos, protección de las minorías, igualdad de la mujer).

Durante la guerra civil vive una tragedia personal en la que pierde a su mujer que es fusilada en Badajoz en octubre de 1936 por los llamados nacionales cuando pedía un pasaporte para pasar la frontera a Portugal. Su hermano, alcalde de Huesca corre la misma suerte. Sender se alista en las filas republicanas y por su experiencia militar en la guerra de Marruecos ocupa posiciones de alto rango. En 1938 finalmente por razones poco claras aparecen conflictos especialmente con los comunistas y decide emprender el camino hacia el exilio mexicano.

Extraído de "RJ Sender y la violencia: claves de distanciamiento progresivo en su obra literaria de los años 30" - Víctor Sevillano Canicio - University of Windsor
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SIETE DOMINGOS ROJOS ha sido reeditada por LARUMBE BIBLIOTECA DE CULTURA ARAGONESA
AUTOR: Sender, Ramón José & Oltra Tomás, José Miguel & Lough, Francis & Dueñas, José DomingoISBN: 8481271276

Larumbe Biblioteca de Cultura Aragonesa

www.logi-libros.com/TEMA: Literatura


    Siete domingos rojos (1932) es una las primeras novelas de Ramón J. Sender (1901-1982) y también una de las más vigorosas de su extensa producción. Con abundantes dosis de reportaje, con no pocos ingredientes extraídos de su propia circunstancia personal, el autor traza las líneas maestras del anarquismo español en el periodo republicano. Samar, el protagonista, recuerda al propio Sender tanto por la pasión con que se inmiscuye en las luchas sociales de su tiempo como por el afán reflexivo mediante el que pretende distanciarse del torbellino de la historia para entenderlo mejor. Conviene recordar que hasta ahora no se había reeditado la primera versión de la obra. En los años setenta, fue publicada en varias ocasiones pero siempre con importantes modificaciones con respecto al texto original, como bien pone en evidencia la presente edición crítica.



- Edición, notas y aparato crítico de: Jose Miguel Oltra Tomás

- Introducción de: Francis Lough

- Coordinación de: José Domingo Dueñas Lorente

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Siete domingos rojosde Ramón J. Sender por Virus Editorial

Siete domingos rojos narra el desarrollo de una huelga ge­neral convocada como protesta por la muerte de tres obreros en un altercado contra la policía, que intentaba suspender un mitin anarcosindicalista. El significado del título es evidente: siete no son sólo los días de una semana, es el número mágico y bíblico; en domingo no se trabaja, hay una tarea extraordinaria, la creación del mundo nuevo revolucionario; rojos por la violencia, la muerte y la generosidad de la entrega. Durante una semana la vida cotidiana de Madrid se ve colapsada y alterada por los disturbios y la repre­sión; el tiroteo que enfrenta a los revolucionarios con policía, esquiroles y confidentes es constante. A la sombra de las balas, se organiza el entramado de las relaciones amorosas y de compañerismo entre los cuatro protagonistas [...].


>VIRUS

>2005

>390 paginas.

>19 euros

>ISBN 84-96044-54-8

Casas Viejas.Orden Público.Siete Domingos Rojos (1929-1936)



Las colaboraciones periodísticas de Ramón J. Sender durante los años 1929-1936: Incidencia en su producción literaria.

por Maria Francisca Vilches de Frutos







A raíz de la reciente muerte del escritor aragonés, Ramón J. Sender, han sido numerosas las aproximaciones críticas a su producción literaria que han contribuido a extender entre el gran público la importante con tribución de este genial escritor. Si se reflexiona sobre este proceso, llama extraordinariamente la atención el hecho de que apenas existen estudios críticos del período que comprende los años 1929, fecha de sus primeras colaboraciones importantes en El Sol, y 1936, inicio de la guerra civil española.
Es ésta una etapa de gran interés si se considera que durante estos años de juventud vivió un conjunto de experiencias vitales que influirían decisivamente en su trayectoria literaria y que al socaire de las relaciones con El Sol, La Libertad y Solidaridad Obrera se forjaron las características básicas del estilo senderiano, dimensión valiosísima de su producción reconocida por todos los estudiosos del tema.
A lo largo de estos años, el escritor aragonés elabora unos doscientos setenta artículos y varias recensiones de libros en distintas publicaciones periódicas de la época, algunas tan importantes como las anteriormente citadas, o Crisol y Leviatán, y otras no tan conocidas como Nueva España -revista importantísima en la difusión de los principios estéticos de la Generación del Nuevo Romanticismo-
Mañana, Orto, Cultura Libertaria, La Lucha, Repertorio Americano, Pueblo, Tensor y Octubre..

A través de dichos artículos, Sender expone día a día, semana tras se mana, sus opiniones personales sobre el acontecer político, social, artístico y literario del momento, no sólo de la realidad española, sino también de la extranjera. La lectura de todos ellos revela el profundo conocimiento que poseía el autor sobre estas cuestiones, el interés que sentía hacia todas en general y cada una en particular de las manifestaciones vitales de su tiempo, el dominio que tenía del lenguaje y el afán de independencia que le caracterizaba. Es éste un aspecto que era objeto de preocupación para Sender, que alardeaba continuamente de la libertad que disfrutaba, aun a expensas de una precaria situación económica, como se puede apreciar después de leer su artículo 'Veinte mil reales', en el que se enorgullece de haber podido vivir siempre de su trabajo como escritor y de no haber tenido que recurrir nunca a nadie que le hubiera impulsado a realizar algo en contra de sus convinciones personales. Muy significativamente exclama aludiendo a la falta de seguridad y a la escasa posesión de bienes materiales:

Tengo treinta años, unos dos mil libros en mi biblioteca "adquiridos de uno en uno", una máquina de escribir portátil, dos trajes usados, en cuyos bolsillos puede que haya veinte o treinta duros. Y eso es todo.

La afirmación final es concluyente.

La importancia de estos artículos es decisiva en su producción narrativa y ensayística, ya que muchas de estas colaboraciones forman el corpus de obras posteriores. Así, los artículos sobre teatro publicados en La Libertad durante el período del 11 de septiembre de 1930 al 3 de marzo de 1931 se editan después con el título Teatro de masas. Las colaboraciones que escribe como corresponsal del mismo periódico a raíz de la sublevación de los campesinos de la aldea andaluza de Casas Viejas capitaneados por la familia 'Seisdedos', entre el 19 de enero y el 8 de noviembre de 1933, son recopilados en un ensayo titulado CasasViejas. Episodio de la lucha de clases.
Las contribuciones periodísticas para este diario con motivo de su viaje de dos meses a la Unión Soviética, invitado por la Unión Internacional de Escritores durante el período del 27 de mayo al 17 de diciembre de 1933, constituyen el libro Madrid-Moscúy sirven de inspiración para la redacción de otro volumen, Carta de Moscú sobre el amor en el que compara la manera de entender el amor de los soviéticos y de los habitantes del mundo occidental. Además, a estas recopilaciones hay que sumar la existencia de otros libros que utilizan estas colaboraciones como fuente de inspiración. Las ideas desarrolladas en las pequeñas narraciones de La Libertad tituladas 'Notas de la cárcel: El viento en la Moncloa', aparecidas entre el 12 de marzo de 1931 y el 2 de abril del mismo año, son ampliadas en su novela O.P. (Orden Público) .
Los artículos sobre Casas Viejas constituyen la base de su Viaje a la aldea del crimen. (Documental de Casas Viejas). Por otra parte hay que señalar que en el entroque histórico que po seen la mayor parte de sus novelas no puede explicarse sin aludir a su con tinuo interés por la realidad política y social de la España de la época manifestada día a día en sus artículos. Recuérdese que Imán tiene como te lón de fondo la rebelión del AbdelKrim en 1921 contra la soberanía es pañola en África; O.P., trata de la vida carcelaria española durante la Monarquía; El Verbo se hizo sexo intenta recrear el ambiente histórico y la vida de una santa tan significativa para el pensamiento religioso nacional como fue Santa Teresa de Jesús; Siete domingos rojos narra una revuelta anarquista producida en Madrid en la que lo autobiográfico pesa determinantemente; y Mr. Witt en el Cantón expone los sucesos que tuvie ron lugar en Murcia a raíz de que surgiera una rebelión cantonal contra el Gobierno de Madrid en 1873.

Con carácter exclusivamente metodológico es posible estructurar es tos artículos en dos grandes apartados: los que abordan aspectos de la coyuntura política y social española y extranjera, reflejando en ellos una per sonal visión sobre cuestiones de diversa índole, y los que ponen de ma nifiesto sus teorías artísticas y sus ideas sobre literatura. Sin poder detenerme a analizar exhaustivamente cada uno de estos dos grandes bloques, ya que la limitación de espacio y de tiempo es en este caso determinante, voy a esbozar muy brevemente las líneas generales del primero y voy a efectuar un resumen del segundo, remitiendo al lector a dos estudios más detenidos sobre esta faceta de Sender como crítico literario . He de advertir además que resulta difícil establecer unas líneas divisorias claras en tre un grupo y otro, ya que el autor de Imán creía imposible separar la ética de la estética , lo político de lo literario. El diario acontecer de la historia española es objeto de detenidos análisis por parte del escritor aragonés. Prácticamente desde que entra en el periódico La Libertad como colaborador habitual, cada uno de los hechos más destacados de la realidad nacional son motivo de atención para la pluma senderiana. Algunos de éstos, por su interés y su incidencia en la vida política española, motivan la publicación de una serie de artículos que el autor aglutina bajo un mismo epígrafe como en Tormenta del sur o en sus diarias colaboraciones en el periódico SolidaridadObrera con la columna PostalPolítica,donde Sender escribirá desde comienzo del año 1931 hasta mediados de 1932.

En la primera serie, que abarca unos veinte artículos, comenta sus impresiones sobre las ciudades andaluzas y expone la situación social existente en esta región. Intentando preparar al lector para los sucesos que va a narrar posteriormente y buscando sin duda la simpatía de éste hacia la causa de los 'Seisdedos', protagonistas del levantamiento, informa de las precarias condiciones de vida de los jornaleros andaluces y denuncia el abandono por parte de los terratenientes de grandes extensiones de terreno. La mezcla de subjetividad y objetividad en la perspectiva del escritor, y la fusión de lo que llamaría 'entramado histórico' con lo psicológico, características propias de lanarrativa de la Generación del Nuevo Romanticismo y de Sender en particular, se aprecia en todo momento. El autor de Crónicadel alba se recrea en describir las reacciones emotivas de los campesinos, incapaces de protagonizar he chos violentos a no ser por razones de supervivencia. La caracterización antagónica de los personajes que tanto desarrollará en sus novelas aparece por doquier; los 'eiron' representados por los campesinos y especialmente por la familia del Seisdedos se muestran justicieros, valientes, unidos por férreos lazos familiares y abandonados por la fortuna; los 'alezon' simbolizados en las fuerzas de orden público y posteriormente en los representantes gubernamentales, aparecen como seres violentos, injustos, mentirosos, vengativos y sádicos en su conducta con el colectivo campesino. Todo ello le sirve a Sender para emitir sus juicios personales sobre la actuación del Gobierno republicano.
Transcurridos dos años aproximadamente de la caída de la Monarquía y del advenimiento de la República, Sender trata de demostrar cómo los representantes del poder político ha bían vuelto la espalda al electorado que los votó no llevando a cabo una verdadera Reforma Agraria, permitiendo la existencia de un poder judicial ineficaz y obstaculizando la labor de los periodistas en su deseo de infor mar a la opinión pública de los hechos, como le había ocurrido a él mis mo a su llegada a la localidad, hecho que señala en un artículo de tintes irónicos titulado 'Tormenta en el sur: Permiso para construir un ataúd' Esta crítica al poder central es la que prevalece en la serie 'Postal política' y en el resto de las colaboraciones publicadas durante el período. Sender, como todos sus compañeros de generación y como gran parte de los intelectuales del momento, sufre un paulatino cambio de actitud a me dida que transcurren los meses. Desde una continua crítica a la Monar quía y un inicial apoyo incondicional al Gobierno constitucional repu blicano hasta una forzada defensa a través de las armas y de la palabra en julio de 1936 con motivo del levantamiento de las tropas franquistas, existe un largo abanico de toma de postura y de reacciones cada vez más negativas. Efectivamente, desde posiciones anarquistas y posteriormente co munistas, el escritor aragonés censura una y otra vez al Gobierno com parando su modelo político al de la Monarquía anterior y estableciendo paralelismo entre la conducta de diversos personajes antes y después del advenimiento de la República Parcela importante de la realidad española es la cuestión religiosa, que analiza en trece artículos de manera exclusiva aparte de las numerosas alu siones que efectúa en el resto de las colaboraciones. No hay que olvidar por otra parte la publicación de los libros como El Verbo se hizo sexo y El problema religioso en Méjico: católicos y cristianos Al estudiar la historia de la Iglesia católica, opina que su intransigencia contra otras manifestaciones religiosas y populares, en especial las fiestas y carnavales, su alianza con las clases dominantes, su facilidad para amoldar sus principios religiosos a los intereses particulares y la conducta licenciosa de algunos de sus miembros le ha valido el descrédito y la desconfianza del pueblo.

Para Sender la supremacía del poder eclesiástico sobre el político es una de las constantes de la civilización occidental y por supuesto de la espa ñola, donde ha sido enarbolada una y otra vez por aquellos monarcas y gobernantes que han intentado acabar con la libertad del pueblo . No obstante, sin declararse abiertamente ateo, propone un nuevo tipo de re ligiosidad basada en la ética y fundamentada en la bondad de la naturaleza humana En fin, mítines, revueltas callejeras, actitudes de las centrales sindica les, levantamientos de campesinos y trabajadores como los protagoniza dos en Sevilla en julio de 1931, en Casas Viejas en enero de 1933 y en Asturias en octubre de 1934, formaciones de frentes comunes, posturas de ciertos ministros, extensión del terrorismo, planteamientos de los socia listas, comunistas y de la Federación Anarquista Ibérica, la muerte de al gún político... son la base de los populares artículos que Sender publicó en estos periódicos y revistas. Si la realidad nacional es foco de atención para Sender, no lo es menos la internacional que es objeto de un tratamiento específico en las páginas senderianas. Corrió en el caso anterior, el interés de estas colaboraciones se ve respaldado por el hecho de que algunos artículos aparecidos bajo un mismo epígrafe constituyeran más adelante un ensayo titulado Madrid-Moscú. Descripciones de paisajes y ciudades, reflexiones sobre sistemas políticos y sociales, comentarios de costumbres, análisis de ideologías, ca racteres y comportamientos de colectivos, incidencia de acontecimientos en el proceso histórico nacional e internacional, etc., forman un curioso entramado del que se desprende en todo momento un exhaustivo conoci miento de estas realidades y una manera muy concreta de sentir el latido de la Humanidad en su conjunto, marginando cualquier preocupación ex clusiva por la comunidad en la que había nacido y vivido. Es quizá este carácter universal el que se desarrollará más profundamente en sus etapas posteriores y el que le ayudará a aclimatarse en otros países, no dejándose subyugar por la dura prueba del exilio que tanto afectará a sus compañe ros de contienda. Son Alemania, Marruecos, los Estados Unidos y la URSS los países que llaman más poderosamente la atención del escritor aragonés, ya que hay que tener en cuenta la incidencia de su trayectoria en el resto de las naciones y en España en particular. Ya desde 1932 en un interesante ar tículo, 'Hechos y palabras: Vuelta a Maquiavelo y al Renacimiento' Sender advierte el peligro de la seducción de las masas y del culto a la personalidad llevados a cabo por Hitler y Mussolini. Sus predicciones se cum plirán desgraciadamente. Sin embargo, será América una de las comuni dades que más interés susciten en Ramón J. Sender. A pesar de que emite en general juicios positivos hacia la historia de este país, en dos duros ar tículos 'Hechos y palabras: Cinco negros a la silla eléctrica' y 'Hechos y palabras: Peregrinos de hambre en el país de Roosevelt' esboza la si tuación americana del momento, lamentándose del giro dado por su so ciedad que con la elección de su nuevo presidente había hecho prevalecer su tendencia imperialista sobre la larga tradición democrática que le había caracterizado hasta entonces, fomentando también indirectamente las grandes desiguales sociales existentes debido a la escasa atención prestada para superar éstas en favor de dicha expansión . Será precisamente esta nación la que escogerá posteriormente para vivir su largo exilio, abando nando definitivamente su tierra natal, a la que sólo volverá mucho tiempo después, poco antes de morir, como si de alguna forma lo hubiera pre sentido y hubiese querido volver a contemplar de nuevo los paisajes y las gentes que tanto amó.
Pero es sin duda la URSS el país que más admiró durante este período, aunque más adelante expresara su desaprobación hacia los encendidos elogios emitidos durante aquella época. No hay que pasar por alto que para los intelectuales de izquierdas europeos la URSS representaba una alternativa a un sistema capitalista que reprobaban y que consideraban cau sante de las graves desigualdades sociales existentes. Prueba de esta admi ración es la cantidad de colaboraciones que publicó sobre el sistema po lítico y social de esta nación, algunas de las cuales constituyen su libro Madrid-Moscú. En éste, utilizando nuevamente la técnica de los antago nismos, Sender analiza positivamente todos aquellos aspectos que le ha bían llamado la atención en su estancia allí. Las continuas comparaciones entre la manera de desarrollarse el sistema político y social allí y en otros países, entre ellos España, deja traslucir su desaprobación hacia estos últimos. No obstante, a pesar de esta admiración, critica a los que intentan imitar cada uno de los planes llevados a cabo, olvidando que, desde su punto de vista, la lucha debe ser llevada de manera diferente en las dis tintas naciones. En todos ellos, en general, late una visión del mundo peculiar y ori ginal. Resumiendo, se puede definir a Sender como un escritor profunda mente pacifista, anticapitalista, antirracista y antiindividualista, que basa su ideología en una absoluta cofianza en un ser humano movido esencial mente por dos resortes, el amor y la solidaridad universal. Aunque,sus lla mamientos para que se superaran todas las disensiones partidistas que amenazaban con acabar con el mundo y para que los seres humanos se aunaran en contra de las minorías que siempre les habían subyugado fueron constantes los acontecimientos mundiales y sobre todo el giro que iba tomando la política española en los últimos meses de este período le harán evolucionar hacia posturas más pesimistas que contendrán el ger men de su profundo desengaño y de su posterior evolución. Resultará muy significativo en este sentido su artículo 'Junio de 1935:Yen Wang' donde traza un trágico paralelismo entre el rey de los infiernos de la mitología china y los sucesos del momento, incidiendo en la paulatina extensión del fantasma de la violencia, del hambre y de la opresión. Sus colaboraciones periodísticas sitúan a Sender en la línea que pro pugna una literatura comprometida, Sender considera que la obra literaria no es sino un instrumento más, de transcendental importancia sin embar go, para incidir en la transformación de unas estructuras sociales y culturales en franca decadencia. Para él, el objetivo básico del verdadero autor de vanguardia consistirá en presentar aquellos aspectos de la realidad que hasta el momento habían sido relegados en las preocupaciones e intereses de los escritores. Su deber será exponer en sus creaciones los principales problemas que afecten a los sectores más marginados de la sociedad y reflejar sus duras condiciones de vida con el propósito de buscar las causas de esta situación y poder así modificarla de cara a la creación de una so ciedad más justa. De esta manera, la literatura se dejará penetrar por lo social, cumpliendo un imperativo natural, ya que el impulso más primigenio del ser humano no es el individualismo, sino el acercamiento a todos los hombres que conviven con él en sociedad. Se puede definir sin lu gar a dudas como una literatura humana y social, concebida para la 'inmensa mayoría'. Así pues, los literatos, y también los críticos, tendrán que acercarse a los gustos de este público mayoritario que valora principalmente la atrac ción de unos contenidos por encima de la preocupación por las técnicas expresivas más vanguardistas. Esto no quiere decir, a su modo de ver, que exista un desprecio por éstas, sino que simplemente supone una relación de igualdad entre facetas de la obra literaria. No obstante, propone como técnica expresiva el realismo, pero no el realismo objetivo propugnado por Lukács, sino el subjetivo, plagado de recursos retóricos de toda ín dole. Este hallará un perfecto vehículo de transmisión en dos géneros de gran tradición popular, la novela y el teatro. Desgraciadamente, Sender constata que el panorama literario de laépoca ofrece pocas posibilidades para llevar a cabo la realización de sus principios estéticos. Considera que únicamente una educación paulatina del pueblo, la potenciación de medidas de carácter cultural y la transforma ción de la mentalidad del escritor podrán modificar el proceso de crea ción y difusión del libro, y acercar más al literato y al público, sus dos protagonistas esenciales. Estas son sucintamente las principales ideas desarrolladas por Sender en sus colaboraciones periodísticas, tan desconocidas y a la vez tan importantes para conocer el pensamiento crítico de este gran escritor.

La aceptación de 1936 como fecha de finalización de esta primera etapa es muy discutible, ya que se sabe que resulta imposible limitar cronológicamente los cambios operados en las constantes literarias de un escritor. No obstante, la utilizaré como fecha límite al considerar que con ella sé abre un período de praxis en el que domina su faceta de combatiente al servicio de una causa bélica. Este número es aproximado puesto que la labor de investigación en las diferentes publicaciones periódicas de la época no ha tocado a su fin. Todavía existen revistas sin localizar, desaparecidas quizá definitivamente, que podrían añadir algún otro a esta larga lista:


Para una aproximación biográfica consúltese el libro de Marcelino PeÑuelas, Conversaciones con Ramón ]. Sender (Madrid, Magisterio Español, 1970) y el de Josefa Rivas, El escritor y su senda. Estudio críticoliterario sobre Ramón ]. Sender (Méjico, Editorial Mexicanos Unidos, 1967).
Véase también la bibliografía de Charles L. King, Ramón J. Sender: An Annotated Bibliography
19281974 (Mentuchen, The Scarecrow Press, 1976)

Capítulo dedicado a Sender de la tesis doctoral de M." Francisca Vilches de Frutos, La Generación del Nuevo Romanticismo. Estudio crítico ybibliográfico (Madrid, Universidad Complutense, 1984).

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viernes, 2 de febrero de 2007

Iman (1930)



"Imán" y Ramón J Sender por J. M. Riesgo, del Departamento de Historia de la UNED

Al releer la áspera, dura, trágica y terrible novela «Imán» siempre se descubren ideas y sensaciones nuevas. Tal es la explosión de sugerencias, hechos y descripciones ambivalentes, que allí se encuentran, muy superior a la exposición de las bombas mismas que con tanta riqueza de matices se describen hasta el extremo de sentir el lector encontrarse en mitad del combate.
Esta obra constituyó un impacto decisivo en la sociedad de la época que como la Historia de España, estuvo perfilada por la larga campaña marroquí. Ello lo prueba el agotamiento de la primera edición en 1930 y el que pronto saliera una segunda de 30.000 ejemplares, lo que en una España en la que se leía y se lee muy poco, es un logro admirable.
Sender se jactaba de haber propiciado con esta obra la caída de la monarquía. Como en otras afirmaciones suyas, hay mucha pretenciosidad a pesar deque la novela aparece en 1930 y poco tiempo más tarde la derrota de los partidos monárquicos en las ciudades (dónde residían los lectores del influyente periodista de izquierdas. Ramón Sender). ocasiona la marcha del Rey y la proclamación de la República, el 14 de abril de 1931.

CRÍTICA AL ESTADO Y AL REGIMEN ESPAÑOL
Al rey lo menciona en la ocasión de un diálogo casi imposible. Cuando Viance, el protagonista, en el primer nivel pues en el segundo está el observador Sargento Sender que es el narrador, se encuentra con un anciano moro que resulta español. Este anciano es un superviviente de la campaña de Tetuán. Como de 1860 a 1921 van 61 años, si participó con 17 años, tendría 78, edad a la que es muy dificil llegar en Africa, aunque he conocido en la Wilaya saharaui de Auxerd. en abril de 1987 a un antiguo miembro del Tabor de Ifni-Sahara que participó en la guerra civil española y puede contar nuestra guerra. la del Sahara y haber recorrido más de mil km. A pie con más dc 70 años.
Pues bien, este encuentro entre Viance y cl anciano que le ayudó en su desesperada huida da lugar a un curioso diálogo, cuyo origen está en la idea de la época: que había un importante número de españoles huidos de los presidios y posesiones españolas convertidos al aislamiento, viviendo como un musulmán más entre los moros. Ya Pedro Antonio de Alarcón se había hecho eco de esta idea rigurosamente cierta pero aumentada por el rumor popular. En «Imán», la permanencia en Marruecos se debe a una trágica historia de amor con una mujer rifeña.
FI anciano reflexiona y dice que la gran tragedia de Marruecos la han hecho los viejos de aquí y allá: España y Marruecos y que «los jóvenes españoles os sometéis, ofrecéis lo mejor de vosotros mismos a cosas caducas. inútiles y malvadas». Aquí el Sender revolucionario se lamenta de como la juventud española que con tanta energía se sublevó en 1909 cuando la Semana Trágica, acepte la sangría de 1919-27 con tanta resignación y pasividad. En realidad si hubo resistencias. en el verano de 1923 un grupo de soldados bajo el liderazgo del Cabo Barroso se amotinan en Málaga negándose a embarcar hacia Africa y matan a un Suboficial. Barroso es condenado a muerte en Consejo de Guerra sumarísimo pero ante la presión popular y la carta de la madre al rey exponiendo que ya han muerto dos hermanos más en Marruecos. Alfonso XIII lo indulta. Sin embargo la actuación real tiene dos notas absolutamente indisculpables.
El telegrama mandado al General Silvestre, antiguo ayudante suyo y hombre visionario herido 13 veces en Cuba y convencido de su buena estrella que en su texto más suave decía «Olé los hombres», lo que le alentó a ocupar posiciones indefendibles en su afán de ofrecer al rey la conquista de Alhucemas antes del patrón de la Caballería Santiago.
Las órdenes reales al General Picasso. instructor de la investigación de los hechos, para que en sus conclusiones exculpe al Monarca y disminuya las responsabilidades del desastre, el 24 de agosto de 1921
Sender. que indudablemente conoce ambos hechos, aprovecha su puesto privilegiado de testigo excepcional en Marruecos y el haber recibido testimonios directos de los supervivientes del desastre para cargar las tintas, pero no para haber derribado a la monarquía. Dice: «al rey había
que traerle a ver todo esto».
«Sabe, ya no quedan casi reyes en el mundo...A unos les han dado mulé, cosa que no la veo bien. Otros han dimitido».
El viejo añade «no se debe matar a nadie» y Viance contesta: «No, aunque sea rey». Aquí Sender en pocas palabras expresó con rotundidad su interpretación de España en aquel momento. Sin embargo su gran conocimiento de la historia y su perspicacia genial fallaron cuando en el mismo diálogo contesta al viejo diciendo que «ya no hay carlistas, sólo luchas y escandaleros entre mauristas y romanistas en el Congreso». Sin embargo. en la siguiente «hora final» de España, los carlistas estarán resucitados y fortísimos haciendo causa común con los enemigos de ayer en Marruecos. los africanistas, la legión y las tropas moras de las cabilas más sanguinarias Beni Urriaguel, Tensaman. Bocoya y Metalza. Y en la actuación de las tropas africanas: la toma de [os puentes del Jarama usando sólo armas blancas o suicidándose en cl cementerio de Brunete para no caer prisioneros, unieron más mitos a la leyenda de terror que infundían en el obrero que les combatía y cuyo padre o abuelo habia servido en Africa o leía las obras más afines de Díaz Fernández «El Blocao», el «Imán» de Sender o «La Ruta» de Arturo Barca, sargento en la guerra de Marruecos y Director general de Prensa con la República,

EL PERSONAJE DE VIANCE Y SUS ANTECEDENTES
Como el servicio militar duraba tres años y más si se recargaba por mala conducta, la experiencia del protagonista cubre todo el período trágico de la guerra 1920-23. por ello parece que Sender nos quiere hacer ver el casi imposible de la presencia de Viance en todos los lugares decisivos del desastre Se habla de una posición en la que les están breando (Abarran). de un teniente F partido por una granada (El teniente de Artillería Fromista murió en Abarran), los Generales S y N son los Generales Silvestre y Navarro. La posición Res Igueriben y su Comandante es el ciertamente legendario Benítez de los pocos que en aquella ocasión aciaga supo cumplir como un bravo y Sender tan antimilitarista, lo refleja como el caso del Teniente Coronel que nunca abandonó a un herido ofreciendo su propio caballo. Por el contrario otros prefieren que el herido no llegue a las alambradas y lo abandonan a su suerte.
Hay un Comandante X que parece González Tablos. el Jefe de regulares, también trágicamente muerto. Mencionado por su apelativo «el gato». aparece uno de los lugartenientes de Abdelkrin supuestamente muerto por un soldado visionario. La morisma parece cruel, pero justificado por defender un territorio suyo. Se le provoca echando fuera de la posición los cadáveres de la policía indígena a la que estúpidamente se ha envidado a combatir en su propia tierra. Cuando ese ejército pase de ser el peor de Europa a ser el mejor colonial de su época, la policía indígena habrá sido suprimida y no habrá más tropas moras que las de Regulares y Mehalla Jalifiana y en caso de conflicto serán enviados a zonas distintas dc su origen. Lo que observó Sender, los mandos capaces lo vieron también, lo triste fue la sangre que costó, en una guerra tan discutible, para aprenderlo.
Como dice el propio Sender. al principio de la obra, el aragonés Viance podría ser cualquiera de los 200 españoles que entre 1920 y 1925 pasaron por Marruecos y entre sus experiencias personales y múltiples testimonios recogidos ha construido Sender el personaje. Pero hay una vinculación extraordinaria con las vvenctas de Juan Modesto, fundador del quinto regimiento de Milicias Populares y Jefe de un cuerpo de Ejército en la batalla del Ebro. Modesto, como Barea y Sender. también fije mando procedente de soldado de haber en Marruecos. Como Viance también se enfrenta a un comandante y llega a más, pues se pelea con él y acaba detenido por las bayonetas del Tercio. Modesto, de un culatazo descrismó.como él decia. a un sargento achulado que le derribó intencionadamente y tuvo que ir voluntario a Africa: allí fue recargado en el servicio como Viance y sc le llegó a prohibir durante cuatro meses cl uso de las armas
.
En Beni Haros le enviaban con el mulo más rebelde a buscar leña.contando con que los moros le mataran, no fue así y pudo ser de los pocos privilegiados europeos que pudieron presenciar la fiesta del hacha. Como Modesto y Rafael Alberti fueron condiscípulos y se vieron a menudo en Madrid, las connotaciones revolucionarias y también comunistas hicieron el resto y no cabe duda que estas experiencias de Juan Modesto fueron conocidas por Ramón J. Sender e influyeron en su relato vivo e histórico al mismo tiempo.
Personaje curioso es el Comandante que en un automóvil se niega a reconocer a Viance y a un oficial camuflado con guerrera de soldado (ya que los rifeños mataban primero a los oficiales). Es poco verosímil que un vehículo circulara por una carretera encajonada entre montañas con los
mejores francotiradores «los pacos» apostados en las alturas de tan estrecho camino, más bien parece una referencia a los trabajos de los humorístas de la época siendo publicados en «Blanco y Negro» y a la frase que tinalizara la campaña, el poder viajar de Ceuta a Melilla en automóvil. Este
cruel Comandante, joven describe Sender «tiene una expresión taciturna casi siniestra», tras preguntar por el general Silvestre los abandona, según se expresa en la p. 157, acompañado por dos oficiales recelosos y después de golpear con la culata dc la pistola en la mano a Viance. Este personaje descrito en 1930 y aunque no sea tan famoso como su hermano Ramón todavía, podría corresponder a Franco o a Mola... Pero Franco se encontraba en ese momento trasladándose con la legión por mar, de Ceuta a Melilla. Por ello no iba a estar en los momentos últimos del desastre recorriéndolo con tran breve escolta. De todas formas, la insinuación es suficiente, podría ser también Yagüe y éste ya siendo Teniente Coronel firmó el arresto de Juan Modesto.
«Imán» es un estallido de ideas, y como dice Peñuelas (Prólogo p. 78) se adelanta a la novela «Nueva» de nuestros días, hay una fuerte ambigüedad en las descripciones de hechos que se acumulan, aparentando falta de coherencia en las secuencias de tiempo. espacio y punto de vista. No se sabe quien habla, si el soldado Viance cuyo reclutamiento ha supuesto la tragedia para su familia, privada de los únicos brazos útiles en su pedregoso yermo aragonés o el Sargento periodista al que un Suboficial ordenancista le ha puesto el Don que le corresponde al encuadrarse, creyendo al principio que era periodista de los que venden periódicos, contestando Sender: «no, de los que los escriben». Cuando el Capitán N escuchó el Don. se molestó y le encomienda los servicios menos airosos llamándole don continuamente en una reacción de algunos militares hacia la cultura. que ha llegado a nuestros días cuando precisamente el Ejército seria el más beneficiado de aprovechar adecuadamente a los más cultos>. Así, Ernesto Giménez Caballero, en Notas Marruecas de un soldado, dice: «Todos los españoles que han servido en Marruecos. debían de intervenir en la depuración de las responsabilidades, no sólo de los antiguos que motivaron esta campaña. sino de los recientes, de los mil errores y canalladas
que hemos visto. No permitamos más que algunos ineptos con galones y estrellas imperen sobre nuestra juventud más delicada y más culta». Las connotaciones entre la obra de Giménez Caballero y la de Sender son excepcionales pues a pesar de la inmensa distancia política que los separaba. ambos eran de los 200.000 soldados que de 1920 a 1925 pasaron por Marruecos. O. Caballero renegaba del sistema del soldado de cuota y la injusticia que suponía para los soldados «de haber» permanecer tres años en Africa. El caso de O. Caballero es más lamentable que el de Sender: siendo Catedrático de español en Estrasburgo. tiene que irse a Marruecos a pesar de ser soldado de cuota. Su libro tuvo tal impacto. que publicado después de licenciado fue conducido por la policia militar ante el General Primo de Rivera. el cual no aceptó su procesamiento, pues manifestó que pensaba lo mismo sobre el abandono del protectorado. Es la trayectoria de una generación destrozada por una guerra y que sin recuperarse dc ella se verá inmersa en otra.

LA CRíTICA SENDERIANA
Además de lo ya apuntado como expresa Peñuelas (Prólogo) hay un sentido pacifista y de protesta social incluso dentro de la impresión desoladora de una existencia cruel en la que el hombre está permanentemente amenazado y vive de regalo. La larga huida de Igueriben a Annual. de allí a Drius, de aqui a Tistutin es un largo recorrido en el que aparecen las miserias humanas de los españoles y su insolidaridad mezclados con la crueldad y destrucción causadas por los moros. El soldado ha perdido su personalidad y se ha integrado en un inmenso monstruo que se ha convertido en una columna serpenteante que resopla y se mueve lentamente y sin embargo hay notas aisladas de solidaridad. El Sargento instruido trata con respeto a los soldados, el andaluz chusquero a garrotazos (p. 51). Pese a todo, al palúdico que no le dan de baja se le introduce en la tienda. El mismo sargento del «Don» trataba al personaje que Sender se atribuye.en la observación perfecta de las cosas de segundo término, con cierta «inclinación» no exenta de autoridad, pero tampoco de respeto.
El interés de los soldados por vigilar los cadáveres en la 2 fase ya victoriosa. La mayoría son oficiales, casi niños y soldados «de cuota» los de las clases altas, hermanados con los más modestos en la muerte. Hay tres legionarios merodeando para robarles los relojes, los zapatos y todo lo de valor que lleven, «muerte y legión siempre están unidas». Pero eso no revela, y el «Blanco y Negro» de la época lo demuestra con sus esquelas, que Marruecos fue la tumba de la oficialidad joven de la época. Como Antonio Elorza en su artículo de noviembre de 1985 en «El País» citaba en el «Rosebud Africano» de los supervivientes surgirían los Africanistas que «sabían manera» al decir de los moros, según Elorza que repite el texto de Franco de «Diario de una bandera». Sender dice: «es bello morir joven y fuerte sin agonias sucias, sin coro de viejas rezadoras» (p. 56).
Al linal de su trágico recorrido llegará a Zeluan y de nuevo es requerido para la defensa, un guardia civil ordenancista le ayudará y le comentará que está dispuesto a renunciar a su sueldo y ser soldado voluntario para hacer pagar sus culpas a los moros que han crucificado a españoles en la Iglesia. En Melilla. un oficial médico le curará sus heridas a pesar de no tener la baja ante una multitud que buye al puerto y sin embargo una monja obligada a la caridad, no le dará cama hospitalaria, por el requisito burocrático de la baja. El contraste es implacable y sobran comentarios.
A Viance se le ha situado en el Regimiento 42. El regimiento Ceriñola es uno dc los cuatro de «cazadores de Africa» y que eran las únicas Unidades formadas por soldados peninsulares adecuadamente entrenados. En la retirada de Annual. solo Ceriñola y San Fernando junto con el Escuadrón de Alcántara. descrito con carácter fantasmagórico, como espiritus de la noche con caballos espumosos que siguen combatiendo hasta caer exánimes salvan el papel español. En el Ceriñola. en primera línea siempre, por haber tenido pelotones de castigados, había una extraña solidaridad entre sus componentes y por ello se ayudaban. Precisamente por ello Sender situa a Viance en el Ceriñola presente en «todos los fregaos» y por eso los moros decían «seriñolas estar como chacales». Después de Annual y Monte Arrant Sender sirvió como sargento y alferez en el Ceriñola entre 1923 y 1925.
El Ceriñola en Igueriben tiene como jefe a Benítez. uno de los que mejor trataban a los soldados, pero que prohibió jugar al ajedrez (p. 88) por proferir expresiones malsonantes contra el rey y la reina y pese a todo al soldado saliente de guardia le roban si se descuida.
Para un oficial, si un soldado no puede seguir, herido, es mejor pegarle un tiro para que no lo martiricen los moros., sin embargo el propio Teniente Coronel dice «cuando no haya otro recurso, está mi caballo», Y Sender apostilla: «tenía fama de sentimental entre los jefes.de poco militar...». Generoso es el oficial de ametralladoras. el suboficial a cargo de los sargentos. Generoso es Viance (p. 139) cuando recoge la carta del aristócrata con extraños adornos y flor encima (¿El hijo de Romanones?). Generosidad hay en Viance cuando ve al Comandante Benítez disparando valientemente en el parapeto con su pistola y «le entra un estorbo en el pecho. una ternura extraña una voz desde lo más hondo que le infunde animo» (p. 138). Hay admiración al cabo banderín (p. 282) que dice al mozo «Vosotros tenéis razón».
El observador Sender capta la nueva significación de lo que sería un arma pavorosa: la aviación (p. 78). la mortandad terrible para contrarios y propios si los alcanzan las bombas de hiperita. La eficaz actuación (p. 82) ametrallando trincheras, destruyendo aduares, quemando cosechas, eso era ya bombardeo estratégico y ello obligó a los moros a preparar refugios contra los aviones para 50 o más personas (p. 267). Cita también que ante los parapetos de Annual se mostró el cadáver de un oficial piloto martirizado, no he encontrado prueba histórica en la época de semejante hecho, es más posterior cuando al Oficial Herraiz se le mató martirizándole por negarse a bombardear con su avión capturado las posiciones españolas.
Al final el soldado es eficiente, pues a la fuerza ahorcan y tiene la paciencia de fingirse dormido para sorprender al enemigo que se arrastra en la noche para acuchillarle cuando se descuida. Después de esta prueba de valor, el sargento Sender ve asombrado como el mismo soldado se juega la vida para recoger un cinturón de 20 centímetros (p. 59).
El mismo Viance no se lajuega buscando a un mulo insumiso cargado de municiones (otra clara referencia a Juan Modesto), sino que dispara y lo mata (p. 278). Ambos hechos corresponden al final del periodo descrito, aunque estén separados en el espacio: el ejército colonial ya tiene «saber manera».

EL EPITAFIO TRÁGICO E IRÓNICO
Por último la ironía de una condecoración autoconcedida (cinta verde, medalla de sufrimientos por la patria, que seda al que la pide) es el único regalo del soldado licenciado que sc encuentra al volver sin pueblo siquiera, pues ha sido inundado. Con todo su patetismo el final ridiculiza la tragedia de una España desgarrada en su interior y volcada hacia la autoinmolación marroquí. En el poblado dc los trabajadores del pantano, una cupletista luciendo la medalla de Viance. canta en el Aragón transformado de la Dictadura, la canción del soldado ciego que obtuvo la cruz del mérito, con tres vivas a España. Su ceguera, también era la de España.